31 mayo 2016

Colaboración Levante-EMV 24/5/2016 "Aún quedan locos en Valencia"

"Aún quedan locos en Valencia"

Tecleó las claves para el pago y notó como se alejaban los noventa y un euros de las dos entradas. Intuyó que si seguía poniendo canciones de Paco Ibañez en el coche la eventualidad de tener que ir solo aumentaba. Sentía en el estómago los nervios de las grandes ocasiones. Sentados ya, a susurros, le comentó que gracias a Paco había leido a Quevedo y al Arcipreste de Hita. Que por él buscó a León Felipe. Que el primer disco que compró con su dinero fue el del Olympia, pero de París. Paco mantenía la melena. Los ochenta y dos tacos se notaban cuando respiraba entre palabras, en la tripa redonda y cuando extendía la guitarra y el brazo al saludar.

Paco Ibañez presenta las canciones con las mismas frases desde hace décadas. Cuando un tío suyo; vasco, preguntó a qué se dedicaba Paco y le dijeron que cantaba, preguntó si ganaba mucho dinero, cuando que le aclararon que no mucho, sentenció que sería porque no cantaba bien. El pasado miércoles en el teatro Olympia habló de Cervantes y del Quijote. Concluyó que ya no quedaban locos en España, locos de los que sueñan cosas y cambian la vida de la gente. Bastaba echar una ojeada a la platea para concluir que, afortunadamente, aún quedan muchos locos en Valencia.

Agazapadas por la ciudad había actividades que no terminaban de aflorar, que eran clandestinas o que sencillamente se ignoraban. Nadie sabe muy bien qué ha pasado, pero Valencia Negra ha contado con una programación excelente, ha traido a prestigiosos escritores nacionales y foráneos, todo aderezado con ciclos imprescindibles de cine negro. Russafart está más viva que nunca y por cincuenta euros te puedes llevar obra gráfica de primer orden para darle un empujón al evento. Por la Feria del Comercio Justo sabemos que el sudor y los callos no son mercado, que vivir del trabajo de cada uno no es negociable. Los centenares de visitantes preocupados por el marketing gozaron del Inbounder con los gurús de la cosa. El próximo fin de semana será el de Palo Market Fest. Detrás de cada iniciativa hay locos maravillosos, de esos que cambian el mundo, aunque la mayoría no los vea ni los entienda. 

En los últimos tres años se han vendido 1.154 inmuebles en Cabanyal-Canyamelar, más de 400 se han vendido a ciudadanos extranjeros. Británicos, franceses, italianos, alemanes, belgas, rusos, de muchas otras nacionalidades, incluidos chinos, van a tener casa en el barrio con más potencial de la ciudad. Son una oleada de locos, de los que ven cosas que los demás no ven. Saben que apuestan por el barrio con más futuro de todas las capitales de provincia españolas.


Al pasar frente a los dos indigentes amortiguaba el paso. El texto de los carteles no dejaba sombra de duda. Pedían para beber, comer y fumar. Algunas veces se esmeraban en la cartelería, la mayoría no. A él le pasaba con ellos lo que dice Paul Auster que le pasó mientras paseaba una tarde por Brooklyn. Vió a un tipo que blandía un cartel con un mensaje simple,”dame cinco dólares para un gofre”. El deseo era tan específico y tan localizado que era imposible no atender la petición. Les dio algo para comer, fumar o beber. Ellos elegirían.

29 mayo 2016

Los socialistas preferimos el huevo al fuero . Pleno 25/5/2016

¿Para qué querrá el PP el derecho civil valenciano? Pleno 25/5/2016

24 mayo 2016

Colaboración Levante-EMV 17/5/2016 "Generación del premio Ratón de Matusalén"

                       "Generación del premio Ratón Matusalén"

Estaba en el cogollo de la decisión. Habría un tramo del antiguo cauce del Turia dedicado a los niños. Rafa Rivera, el arquitecto; Manolo Martín, el artista fallero y Sento Llobel, el diseñador; explicaban su proyecto con vehemencia. Con la obra iniciada llegó una carta firmada por varios adolescentes que se definían como skaters. Le intrigó la palabreja y quedó con ellos para que se lo explicaran. A todo el mundo le pareció bien. Hace veinticinco años que las tablas de skate se deslizan, por su propia pista, en los aledaños del Gulliver. El primer trasero que se deslizó por el gigante fue el suyo, el primer pantalón que se rompió, también.

La Primavera Educativa ha sido uno de los eventos cívicos más importantes, masivos e intensos que ha vivido nuestra ciudad. La educación es arma de lucha por la libertad y el progreso. Excede el ámbito de sus profesionales, se extiende de cero al infinito y solo tiene sentido si en su universo caminan juntos profesores, estudiantes, familias e instituciones.

Entre los cien mil niños y niñas que han asaltado el cauce del río, han invadido las conciencias y han ordenado nuestras ideas, están los que regirán los destinos del país de los valencianos en las décadas que vienen. Ellas y ellos, gozarán y sufrirán, tropezarán con problemas y los solventarán, o se resignarán; triunfarán o fracasarán. Condenados a escribir las páginas de su propia historia. Hay quien dice que cada generación se parece a la anterior en que tiene la misma voluntad de borrar a todas las generaciones anteriores. Ello es así porque cada generación lee del mismo modo una serie recortada de libros y eso es lo que la identifica y lo que se intuye en lo que escribe.
Todas las generaciones intentan adivinar el futuro desde la experiencia de sus vivencias y ninguna acaba de acertar. A medida que labramos el futuro, éste descarrila y pasa a ser otro.

Pasear por los escenarios urbanos de la Primavera Educativa era cruzarse con caras de niñas y niños que dejarían de serlo un día cualquiera de un momento futuro cualquiera.

Hace muchos años un biogerontólogo, Aubrey de Grey, y un filántropo visionario, David Gobel, a través de la Fundación Matusalén, instauraron el premio del Ratón Matusalén. Alientan las investigaciones en vistas de retrasar radicalmente el envejecimiento, o incluso evitarlo. Se sabe que estamos programados para vivir unos ciento veinte años y Aubrey de Grey está convencido de que podrían ser quinientos o incluso mil, y con excelente salud física o mental. La generación “Primavera Educativa” será la generación que gane el premio del ratón y con eso van a tener que convivir.


No lo sabían pero se habían criado con el libro del Doctor Benjamin Spock, “El libro del sentido común del cuidado de bebés y niños”. La niña pequeña guiaba al niño en el cuidado del muñeco. Estaban en un rincón de una de las actividades de la Primavera Educativa. Estaba hinchando al bebé a Apiretal, Dalsy y Dastosin. Cada poco le decía a él qué papel jugaba en la historia. Pasó de pediatra a padre, a novio de la madre, a hermano mayor, a gemelo del bebé y a mami. Él bordaba la actuación. Ella le volvía a cambiar el papel.

17 mayo 2016

Junts defenssant l´integritat dels 6 senadors 11/5/2016

Réplica al PP No investigamos CEPS:Podemos 11/5/2016

No a la Comisión de Investigación a CEPS:Podemos 11/5/2016

Millor finançament sense enganys Plé 10/5/2016

¿Engañar en el Presupuesto? 11/5/2016

Colaboración Levante-EMV 10/5/2016 "El viernes 13, pulsera"

"El viernes 13, pulsera"

Hamid temía no verlo y sonrió al reconocerlo al fondo del pasillo. La Xbox estaba libre, como la semana anterior. Padres y madres manejan la espera mirando al suelo, al periódico o al móvil. La planta de consultas externas de oncología pediátrica acoge esperanzas. Las niñas y niños corretean, se miran con vergüenza o juegan con la cocina de madera. Él es un poco mayor que Hamid y es hábil en seleccionar jugadores en el FIFA. No encuentra la selección argelina que le ha pedido. Es extraño, contando con un jugadorazo como Feghouli. Le convence de que juegue con el Barça o llegará el resultado de los análisis; tendrán que dejar el partido inacabado y les enchufarán el gotero de quimio al catéter.

Lo más bueno y lo más malo casi siempre les pasa a otros. Olvidamos que somos los otros para todos los demás. Compartir alegrías ajenas es relativamente fácil, compartir desgracias es mucho más difícil. Hay quien insiste en que  convivir con la desgracia es lo que nos  da la posibilidad de ser mejores personas.

Hace unos días los socialistas de la ciudad de Valencia entregaron sus premios “Los valores de la ciudad, la ciudad de los valores”. Es una excelente iniciativa y los premiados son meticulosamente escogidos. Cuando subió una amplia representación de la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital La Fe, a recoger el suyo, se nos encogió el corazón. Cuando a la experimentada doctora, rodeada de enfermeras, cirujanos y auxiliares, se le quebró la voz explicando su trabajo, a nosotros nos partió el alma. Años y años luchando contra el injusto cáncer en la infancia no les ha endurecido. Muy al contrario, cada día demuestran que vale la pena seguir luchando. Nos envolvió una extraña sensación, la misma que al leer “Ante todo no hagas daño” de Henry Marsh.

Cuando Candela, una de las alumnas del Colegio Isidoro  Andrés Villarroya de Castellón, fue diagnosticada del bicho, familias, profesores, alumnos y  no docentes dedicaron sus esfuerzos a recaudar fondos destinados a la investigación en oncopediatría que desarrolla el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe. Van sumando colegios, proyectos y fondos. Son “niños ayudando a otros niños”.


El viernes 13 de mayo es el día del niñ@ hospitalizad@. Si lees este periódico en papel, en tableta, en ordenador o en móvil no te habrán pasado desapercibidos los anuncios recordando que ese día, por tres euros, te puedes llevar un llavero solidario. Los ingresos se destinarán al Instituto de Investigación Sanitaria Hospital La Fe contra el cáncer infantil. Házlo, no por ti, que tranquilizas tu conciencia, no por los impulsores de la iniciativa, ni siquiera por la ciencia. Házlo por los enfermos que aún no tienen nombre.


Siempre que las ve, juntas y cogidas de la mano, se pregunta dónde estarán sus padres. La pequeña empieza a reflejar las secuelas del único tratamiento que la puede curar. La mayor la mima, la acaricia, la besa y la hace reir. Atiende imperturbable a los médicos cuando le hablan de blastos, hemogramas, neutrófilos o microcélulas. En el sitio en el que todos son amables, los colores cálidos y los muebles suaves, hay espacios inmensos de tristeza y  ansiedad. La hermana mayor tiene la mirada más triste del mundo y se la oculta a la hermana pequeña.

10 mayo 2016

Colaboración Levante-EMV 3/5/2016 "Olimpo teatral"

"Olimpo teatral"

Es de esos tipos a los que no les gusta Madrid. Demasiado grande, calles demasiado concurridas, demasiado sucia. Si es inevitable y tiene que dormir allí busca un hotel algo especial. Si el penúltimo fue uno con habitaciones temáticas de cine, el último fue un hostal en la calle Fuencarral. Sidorme es limpio, cómodo, agradable, silencioso y no agobian los empleados. En la última planta  hay una sala-cocina para hacer café, tomar fruta o beber agua. Frente a la escalera hay una terraza para fumar con muebles cómodos. Tal era su entusiasmo por salir que se estampó; frente, muñeca y rodilla izquierdas, contra el impoluto cristal. Ella estalló en una carcajada idéntica a la del miércoles anterior en el teatro Talía. Ferrán Gadea caía con toda su humanidad sobre Casany en una de las primeras escenas del “Sopar dels idiotes”.

Hay una generación que aprendió a vivir en los cines de reestreno, de dos películas y en algún caso tres. Viernes, sábados y domingos se alternaba el Price, el Astoria, el Español, el Jerusalén y otros muchos. Solo películas muy escogidas eran merecedoras de un dispendio mayor, las de estreno, y la ruta era el Lys, el Coliseum, el Rialto o el Olympia.

El día en que el Olympia dejó de ser cine y reabrió como teatro el espectáculo en Valencia entró en una nueva dimensión. El cine mató los teatros, la televisión mató a los cines y Netflix matará la televisión. Cantautores, humoristas, magos, actores y actrices empezaron a desfilar por las tablas del Olympia y ahí siguen y seguirán por muchos años. Es totalmente excepcional que una misma familia, como han hecho los Fayos, mantenga un negocio cultural durante un siglo. Fascina el eclecticismo de su oferta, la apertura de sus propuestas, la ausencia de clasificación de su público. El público de María Ángeles y Enrique somos todos, una semana u otra, nos adivinan.
Es tremendo el esfuerzo de montar una obra teatral en este mundo de rapiña y  beneficio fácil. Admira asistir a la lucha contra la invisibilidad de actores, actrices, directores, autores, coreógrafos, bailarines, responsables de atrezzo, músicos, y todas las personas que luchan por seducirnos con sus ideas, su proyección de voz, sus gestos, su sensibilidad.

Ha vuelto el teatro y con mucha fuerza. Se habló valenciano en los premios Max. Nuestros teatros urbanos; el citado Olympia, el Principal, el Talía, el Flumen, la Rambleta, el Rialto, la Sala Russafa, el Ultramar… hasta el Musical, tras el nefasto periodo de José Luis Moreno, va a reviscolar. Después de conocer nuevos espacios e innovadores productos en la consolidada Russafa Escénica esperamos con ansiedad el traslado del mismo espíritu al Cabanyal a través del festival Encontres.


En Stop Madrid pidieron unas copas de “12 lunas”, de Somontano. En la extensa oferta no encontraron vinos valencianos. Les gusta hacer patria fuera de casa. Acertaron. En el restaurante pidieron Emilio Moro, tampoco había vinos valencianos. No hubo manera de hacer patria. Él se quedó emparrado mirando los carteles del Teatro de Bellas Artes. Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba serán César & Cleopatra. Satisfacción patriótica al saber que les dirigía Magüi Mira. Ella le sugirió pasar entre dos coches. Sin dudarlo aceleró y casi se parte la rodilla buena con un bolardo camuflado. Escenas graciosas para otros.

03 mayo 2016

Colaboración Levante-EMV 26/4/2016 "El suave desorden de la primavera"

"El suave desorden de la primavera"

Ella quiere ver desde la cama algunas rayitas de la persiana, él no. Él lee antes de dormir, ella se acuesta leida. Ella siempre tiene los pies fríos, él calientes. Él bebe antes de acostarse, ella necesita tener un vaso de agua en la mesilla. Ella duerme en el lado izquierdo, él en el lado derecho. Cuando llega la primavera ella le recomienda sacar un pie de la sábana, él no lo hace por miedo a constiparse. Él usa el móvil para despertarse, ella un altavoz con números digitales que ambientaría una discoteca. La pasada primavera llegaron al pacto del edredón de Ikea. El de símbolo rojo para el crudo invierno. El de símbolo azul para el otoño y la primavera temprana. Él ya tiene calor y le sobra el edredón, a ella aún no.

La primavera valenciana es desordenada; suave, pero desordenada. Hay días frescos, días húmedos y días calurosos. También hay días frescos pero solo en la sombra y días calurosos pero solo al sol . Hasta que no entramos en Viveros, recorremos las casetas, saludamos a amigos y asistimos a alguna presentación, no es primavera. Los libros pesan, sobretodo el de “Ciudad en llamas” de Hallberg. Este año no regalan muchos marca páginas pero compensa ver a esos gladiadores de la cultura batallar contra el gratis total y las imágenes invasivas de cualquier pantallita.

En el cauce del río, Asindown, Asprona, Avapace y Bona Gent montan su Fiesta de la Primavera. Karaokes, puestos de venta, restaurantes, actuaciones, tirolina, rocódromo atraen a quienes ya les conocen pero necesitan  continuar reconociendoles. Sus usuarios, sus socios, sus familias exhiben la visibilidad que ya se han ganado día a día.

No tardará en llegar la Primavera Educativa con sus 1.500 actividades, 200 carpas, 500 centros, 5 congresos. Un río de conocimiento, innovación y renovación pedagógica. Debería convertirse en un espacio idóneo para entenderse unos y otros, los que se sitúan como agredidos y los que nunca han matado una mosca. Si acudimos sin prejuicios entenderemos mejor a los otros y ellos a nosotros. Vale la pena intentarlo.

Al día siguiente de que salieran centenares de alcaldes del Palau de la Generalitat, comprometiéndose a reivindicar una financiación más justa, en esa calle había una partida de pilota. En la plaza de la Virgen se veía crecer la Moixeranga de Algemesí, al rato había exhibición de ball dels bastonets. La capitalidad se ejerce más en primavera.

Primavera desordenada de un pueblo que empieza a despertar, que va olvidando batallas pasadas centrándose en las que importan. Todo huele diferente en estas primaveras de cambio climático que se confunden con veranos que se confunden con otoños, detrás de algo que no es invierno. 


A él le pasaba como al protagonista de “Un dinar, un día qualsevol” de Ferrán Torrent, que nunca recordaba cuál es el nombre oficial de la plaza, de Zaragoza o de la Reina. Uno de esos días de primavera encendida, para avanzar, tenía que sortear a personas de todas edades que portaban orgullosas, banderas parecidas pero no del todo iguales. Acalorados japoneses intentaban fotografiarlas todas. Volverían a casa sin leer los también acalorados artículos de prensa que opinaban de la trascendencia de una rayita o una estrellita, de más o de menos, en esas sentidas banderas.

Firefox
coches usados
coches usados