29 abril 2016

Réplica debate senadores 28/4/2016


Debate Ley de Senadores 28/4/2016


26 abril 2016

Colaboración Levante-EMV 19/4/2016 "Método KonMari a la valenciana"

"Método KonMari en Valencia"

Las dos mujeres, con zapatillas de ir por casa, vestían cómodas prendas, lustrosas por el uso. Se veían sin cita. Coincidían en el mismo alcorque en el que sus perrillos hacían sus necesidades. La más vehemente explicaba que, en su casa, guardaban la ropa de invierno y sacaban la ropa de verano, el día de la República. Las dejó hablando de bolas de alcanfor, cajas de plástico, tintorerías,  bolsas de tomillo y perchas olorosas de Zara Home.

María Kondo es un fenómeno social. Su libro “La magia del orden” traslada pautas que mezclan filosofía oriental y autoayuda para ordenar nuestras casas, nuestros armarios y, de paso, nuestras vidas.  Millones de personas la siguen.

La popularidad del método KonMari, que así se llama el invento, reside, como casi siempre, en su sencillez y sentido común. Hay que verificar si cada uno de los objetos que tenemos en casa nos da, o no, alegría. Hay que coger cada uno entre las manos, en privado y a solas, y si nos da la chispa de la alegría, quedárnoslo. Es aproximarse al síndrome Diógenes a la inversa.

Los apóstoles la clásica regla del 80/20 de la ropa estamos fascinados por su propuesta. Si el 80% de la ropa nos la ponemos solo el 20% de las veces y el 80% del tiempo llevamos el 20% de nuestra ropa, podemos donar mucha. Es relativamente sencillo; hay que conservar poca ropa, la que nos pongamos de verdad, teniéndola siempre a mano. Reivindica el fin de la ropa de ir por casa, esa que nos apena tirar y guardamos con esa excusa. Ilusiona pensar cómo trasladar esos conceptos a cuestiones personales y a nuestro pasado.

Lo novedoso es su propuesta de almacenamiento. El método KonMari dice que la ropa está dormida, que debe descansar. Lo que son jerseis, pantalones, calcetines, camisas o ropa interior hay que doblarlos muchas veces, sobre sí mismos, y almacenarlos verticalmente. Sostiene María que la ropa no se arruga por doblarla sino por su peso, que verticalmente descansa. De un vistazo lo tenemos todo a mano. ¡Impresionante!

Pensemos en lo que supondría aplicar el método en la ciudad. Que la altura de algunos edificios en Guillem de Castro perjudican al Botánico, pues se doblan desde arriba. Que los solares/joroba invaden las aceras como en la calle Jesús, pues se doblan hacia dentro.

Hay mucho que tirar, doblar y archivar verticalmente, dejando lo que nos alegre. Las torres de Calatrava, replicadas de las de Malmö, la esfera armillar, el museo de la FIFA, son candidatas. Desdeñar farolas/escultura y quedarse con las que den luz; discretas, y no molesten. Sustituir los unibancos por otros en los que quepan al menos tres personas. Pensar en otro modelo de papeleras más sostenibles. Mucho por hacer, con método valenciano.


Intentan no perdonar un miércoles. Sobre las nueve buscan sitios agradables, toman vinos y pican algo. Es el día en que más hablan ellos de ellos. Intentan aparcar las contrariedades, disfrutar de tenerse. Tarde descubrieron que el bar nuevo que exploraban era secuela de las añoradas Mantequerías Castillo. Otro descubrimiento fue averiguar que los jóvenes marineros norteamericanos, que sutilmente intentaban seducir a las amables camareras, disfrutaban de la misma ciudad que ellos mismos, de los mismos barrios, de los mismos bares, de las mismas bromas.

19 abril 2016

Colaboración Levante-EMV 12/4/2016 "Abierto"

"Abierto"

Siguió a rajatabla el sabio consejo. Llevó la mitad de equipaje del que pensaba y el doble del dinero previsto. No creyó lo que le contaban de la sensación térmica hasta que empezó a anochecer en la Radhuspladsen de Copenhague. Era sábado, sacó el mapa y buscó la calle Stroget, la calle comercial más larga de Europa. Eran las cinco de la tarde. Estaba todo cerrado, el domingo también. Los artesanales guantes de lana que vendían en el parque Tívoli le salvaron de  los sabañones.

Cuando la política es todo, acaba siendo nada. Las ciudades son territorios de polémica. Ilustra, al viajar, comprar un periódico local. Se descubre encarnizados debates entre articulistas, entre vecinos, entre comerciantes o entre consumidores sobre cuestiones que a los foráneos se nos antojan absurdas.  Las más de las veces, lo sensato es tomar posición en base a pura intuición pero todo acaba convirtiéndose en cuestión política que no es sino una manera de llamar a una cuestión partidaria. Unos apoyan algo y otros se oponen.

El debate que da para mucho es el de la apertura, o no, en festivos, de los centros comerciales. Cuando se adorna de libertad sí o libertad no, los argumentos se enconan. Cuando se dan pinceladas del tipo los trabajadores tienen que conciliar, o centenares irán al paro, también. Si, se pasa a recomendar qué tiene que hacer la gente los domingos, las críticas se vuelven mucho más ácidas, aderezadas con toques de humor. 

Una ciudad en la que todos los comercios de menos de trescientos metros cuadrados, pequeñas empresas, puedan abrir, tiene sus necesidades cubiertas. Si además lo pueden hacer pastelerías, casas de comidas o de productos culturales, es un lujo.

Se alude, para permitir abrir, a zonas turísticas, incluyendo en ellas la calle Colón, el centro comercial El Saler e, incluso, Aqua. Lo curioso es que los domingos pocos turistas se encuentra uno por esas zonas. Es más, uno se atreve a sospechar que el domingo no es un día muy turístico ya que es el día en que la gente vuelve a sus casas. Puede que se considere turistas a los que viven a pocos kilómetros de la capital. Y, en cualquier caso, ¿cuántos turistas compran muebles, electrodomésticos o  bicicletas?

Cuando inauguraron Nuevo Centro una señora que conozco vaticinó su fracaso al sospechar que nadie iría a comprar al otro lado del río. Más de treinta años después ella nunca ha puesto los pies allí pero sí miles de personas. Nosotros somos los otros para los demás. A mi lo que me fastidia es no poder ir a esos comercios que pillan lejos de la ciudad y a los que uno se acercaría un domingo catálogo en mano. Pero, en fin…


Sabía que pronto haría un año de la muerte de Eduardo Galeano. No sabía por qué recordaba la fecha. Supuso que los periódicos no tardarían en glosar su figura. Le sorprendió que anunciaran la inminente publicación de textos inéditos. Sus ojos tropezaron con uno que reflejaba justo lo que él pensaba en ese mismo momento, mucho mejor expresado. “Las dictaduras locales, que dicen ser democracias, abren sus puertas al paso avasallante del mercado universal. En este mundo, reino de libres, todos somos uno. Pero ¿somos uno o somos ninguno?¿compradores o comprados?¿vendedores o vendidos?¿espías o espiados?”.

12 abril 2016

Colaboración Levante-Emv 5/4/2016 "Sé de buena tinta"

                 "Sé de buena tinta"

Es risueña. Aprovecha cualquier oportunidad para mudar su sonrisa en franca carcajada. La vida no siempre empuja para que riamos. Al contrario; el riesgo de pena, zozobra, llanto, acechan en cualquier momento. Hay quien intenta remontar volviendo a ver “el apartamento”, “sopa de ganso” o “la ciudad no es para mí”. Ella recurre a “Top Secret” desde la adolescencia. Es oir lo de “sé de buena tinta…” que no puede contener la risa. Aleja, momentáneamente, las contrariedades.

Cíclicamente aparecen representantes de enigmáticos inversores extranjeros. Pregonan importantísimas inversiones con gran eco en los medios de comunicación. Desde hace más de un año, dos señores que explotan en Marbella un negocio de venta de muebles a través de la web redkodiak.com., se pasean por despachos públicos y privados con una irracional propuesta de inversión de mil millones en La Marina. Dicen representar a una empresa cuyas siglas empiezan por ARC, como cincuenta más en el mundo. Está domiciliada en el edificio Singapore Land Tower, como otras 1.850 compañías. Dicen que aquí no se les ha hecho mucho caso y que lo propondrán a Málaga. No está mal, les pilla más cerca de casa. Allí no será una minucia de mil millones de inversión, serán tres mil. ¡Qué les vaya bonito!.

Pasó con Eurovegas. Sheldon Adelson se reunió con responsables políticos, exigió cambios en la legislación sobre el juego y nuevas condiciones fiscales. Cuando ni BBVA, ni Santander, ni la Caixa quisieron financiar con 18.000 millones, sin garantías, ese disparate, nunca se supo más de él. Pasó con el proyecto “Gran Escala” en Los Monegros. No se ha vuelto a saber nada de los 32 casinos, 70 hoteles y los 6 parques temáticos previstos. Se ha terminado la milonga de BNC World en Tarragona que incluso condicionó la configuración del gobierno catalán. Aquí pasó con la segura venta que pregonaba Vicente Soriano de las torres de Mestalla por cuatrocientos millones, o con la inversión de mil millones en Parque Ferrari.

Lo de la pérdida del inversor de los mil millones en la Marina va a dar mucho juego, sobretodo buscando culpables. Por lo leido se considera normal que haya hoteles de seis estrellas, que es buen negocio  explotar 120 suites de 400 metros a razón de 10.000 euros/día, que habrá bofetadas por visitar un museo del vidrio y que la pasión equina de los visitantes reventará Cavalia.

El juego por internet está arrumbando los casinos en todo el mundo. Pensar que la combinación de un hotel lujoso, un área comercial, un espectáculo de caballos, y apuestas,  acercará 750.000 visitantes más a Valencia al año, es ver un mundo diferente al que ve la gente normal.


Es discutidor profesional y rehuye cualquier polémica en el ámbito familiar o con los amigos. Cuando le explicaban lo rentable que era invertir en sellos o en árboles intentaba poner una mueca lo más aséptica posible para no herir sensibilidades. Intentaba no frivolizar con las cartas nigerianas, las altas rentabilidades de las minas de oro avaladas con cualquier escritura, el negocio de los dinares iraquís, la deuda del gobierno chino antes de la revolución y otras estafas bien construidas. Con lo del inversor asiático que iba a revolucionar el club de fútbol se hiperexcitó y acabó discutiendo con su cuñado. Hay que saber parar.

10 abril 2016

Debate reforma Estatut Valenciá Cortes Generales 5/4/2016

06 abril 2016

Colaboración Levante-EMV 29/3/2016 "Objetos perdidos"

"Objetos perdidos"

El anuncio de que en la 2 exhibían “Misión blanca” la alteró. La había visto decenas de veces y podía recitar todas las escenas en que salía tita Elva. Buscó en todos los cajones, abrió todas las cajas que acumulan objetos inútiles y preguntó a su madre, pero el chal no apareció. Elva Betancourt entró como un ciclón en la familia alterando el orden establecido. Artista, piel oscura, antecedentes laborales en el Molino de Barcelona, guapa a rabiar, amiga de actores e intelectuales. Su vida daba para un libro, y ella, su sobrina, había perdido el único recuerdo que le dejó.

Perdemos tantas cosas diariamente que el profesor Michael Salomon ha escrito un libro para ayudarnos a encontrarlas, “How to find lost objects”. Llaves, móvil, agenda, cartera, reloj, pulseras, pendientes, recibos, muletas, dentaduras. Cualquier cosa es susceptible de perderse. Cada uno de nosotros pierde, de media, nueve objetos al día, invirtiendo un cuarto de hora en recuperarlos. Sostiene que la clave para recuperarlos está en el cerebro y da unas pautas para ello. Si se le hace caso, se repara pronto, un suponer, en que las gafas se quedaron dentro de la nevera cuando se fue a buscar agua.

Con libro o sin libro la gente pierde cosas, muchísimas cosas. La mayoría se encuentran, otras no. ¿Cuántas veces no hemos esbozado una desolada mueca al detectar una rebeca infantil o un zapatito, de suela impoluta, apoyados sobre el capó de un coche?

Vivir es empezar a perder. Se pierde tanto que nuestro ayuntamiento tiene una oficina dedicada a velar por los objetos perdidos. Hace muchos años estaba en Guillem de Castro, ahora está cerca de la Avenida del Cid. Varias personas trabajan allí. Clasifican, ordenan, relacionan y guardan,  durante largos periodos de tiempo, unos ocho mil objetos cada año. La mayoría viene de las oficinas, también de objetos perdidos, de EMT, Radio taxi, Metrovalencia, aeropuerto o FGV.

En tiempos de transparencia “gorda”, en que se gasta tiempo y dinero en difundir datos que poco interesan, como los movimientos de cuentas de las administraciones públicas, las agendas de altos cargos o los desplazamientos urbanos de un alcalde, se echa en falta algo de transparencia “chica”, de esa que sugiere algo útil. ¿Qué objetos entran en la oficina de objetos perdidos, cuáles se mantienen allí, cuáles se entregan a sus propietarios, cuáles han dejado pasar el plazo para ser recuperados y se regalan, subastan o reciclan?. La web del ayuntamiento se limita a decir que la oficina está en la calle Santa Cruz de Tenerife, el teléfono, el mail, y que el horario de atención al público es de 8 a 20, excepto en agosto en que solo hay horario de mañana. Siempre nos ocultan lo más interesante.


Hace unos días Twitter celebró su décimo aniversario. Sigue a ocho o diez personas que le interesan especialmente y todas las noches lee sus tweets para intentar saber más de ellas. Ese día perdió a una de ellas. @JohnCarlin5 tuiteó, en inglés y castellano:  “El décimo aniversario de Twitter parece un buen momento para dejarlo. Gracias a todos, buenas noches y buena suerte”. Envidió su valentía. Lo había perdido y lo lamentaba, pero se alegraba por él. Había derrotado al bicho que roba minutos, al ladrón de tranquilidad, al pertubador de vidas.

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