21 noviembre 2011

ESPERANZA SOCIALISTA

En 1991, con cierta incredulidad, los socialistas asistimos a la toma del Ayuntamiento de Valencia por la derecha. Lo mismo sucedió en muchos de los municipios en los que habíamos gobernado desde 1979. En 1995 perdimos la Generalitat, también el resto de capitales de provincia, las diputaciones y más ayuntamientos. Lo que erróneamente consideramos como un “accidente”, resultó ser una tendencia imparable. Ese menguante respaldo electoral, con estrechas variaciones, nos ha llevado, en las elecciones municipales y autonómicas de 2011 y las recientísimas elecciones generales, a cosechar los peores resultados de nuestra historia desde las elecciones de 1977.

No podemos seguir así.

Identifiquemos las causas, hagamos autocrítica y enfrentémonos a la adversidad.

Cuantas más competencias adquiría la Generalitat y, peor las gestionaba el PP, más respaldo electoral obtenía. A mayor lejanía de la renta de los valencianos de la renta media por cápita nacional, a mayores cotas de despilfarro, a mayor destrucción del sistema financiero propio, a menor tejido industrial, a menor peso de la agricultura, a más oscurantismo, a mayor deterioro de los servicios públicos, incluso a mayor corrupción, mayor era su respaldo electoral y mayor la desafección de los electores socialista a las siglas y líderes que los representan. Sin perfil político propio, el PSPV ha perdido gran parte de su credibilidad malgastando la confianza de mucha gente.

Hoy las derechas europeas, española y valenciana tienen el terreno abonado para profundizar en las políticas que han llevado a la concentración del poder y de la riqueza en pocas manos, abriendo amplias brechas sociales y con un control cada vez más agobiante de los derechos y libertades. De continuar por esta deriva, es la propia democracia la que corre peligro.

Un punto de inflexión

El resultado de estas elecciones generales debe ser un punto de inflexión. Tenemos la obligación de dar urgente respuesta desde la izquierda y desde nuestro valencianismo a las esperanzas de nuestros ciudadanos y ciudadanas. El PSPV, un partido de izquierdas, debe ejercer la política como una responsabilidad que se debe renovar cada día.

No podemos seguir sumando renuncias. No podemos seguir cediendo posiciones por temor a perder algún voto, y después aceptar resignadamente la pérdida de centenares de miles por esas mismas razones.

Hay que primar las políticas sociales por delante de los beneficios contables. Las personas primero y la economía a su servicio. Hay que elaborar políticas con las que los ciudadanos se sientan seguros frente a la delincuencia, frente al infortunio, la enfermedad, los atropellos de los poderosos, de los especuladores, de las empresas de servicios, del sistema judicial, del daño ecológico, del cambio climático. Hay que luchar decididamente contra las desigualdades.

Hay que cambiar

Es el momento de cambiar y modernizar el programa y la organización de los socialistas para preparar el futuro. Hay que concretar una propuesta política nueva que nos acerque a nuestros apoyos tradicionales y atraiga nuevas fuerzas. Una propuesta con la que se puedan identificar la mayoría de valencianos y que, además, pueda colaborar con eficacia a que el PSOE logre los mismos objetivos.

Tenemos que liberarnos de nuestros miedos conservadores, sin vacilar al combatir la ola de neoliberalismo que recorre Europa, y poder luchar por un mañana mejor desde nuestros valores y principios, colocando la lucha contra las desigualdades en el epicentro de la acción política.

Solo el socialismo democrático puede ser la esperanza de la humanidad, esperanza para creer que hay futuro y nuevas oportunidades, esperanza necesaria y urgente. Los valores democráticos y socialistas de solidaridad, libertad y lucha por la igualdad nunca envejecerán. Hemos de contribuir para que la izquierda valenciana tenga un nuevo “relato”, emocional, épico, transformador y progresista en su esencia.

Todo eso no lo podemos hacer solos. Nuestro modelo de partido se ha ido alejando de una sociedad cada vez más diversa, más plural, más crítica, más heterodoxa. Un modelo basado en el poder omnímodo del Secretario General, con una extrema jerarquización y una militancia que se ha vuelto acrítica por exceso de responsabilidad mal entendida, con sensación creciente de pérdida de protagonismo. Es un modelo que ha supuesto la pérdida sistemática de militantes, su alejamiento del cuerpo electoral y la desafección de los sectores más dinámicos de la sociedad. Un modelo que ya no sirve.

Basta

Tenemos que decir basta. Ahora, la nueva derrota electoral nos exige enderezar el rumbo, construir la necesaria alternativa política y social, contando con las opiniones de los militantes y los no militantes, abriéndonos realmente a la ciudadanía. Ahora toca construir ese sueño valenciano que no puede ser otro que la esperanza socialista, el socialismo de los ciudadanos.

Hoy alzamos la voz y hacemos un llamamiento a los militantes, a los votantes, a las ciudadanas y ciudadanos comprometidos, a los intelectuales, a los artistas, a los profesionales, a los estudiantes, a los parados, a los sindicatos y organizaciones sociales progresistas, y a todos aquellos que confían en que un futuro mejor es posible: construyamos juntos un nuevo proyecto socialista desde la absoluta y radical igualdad de los hombres y mujeres que lo integran. Hemos de superar todos los obstáculos para que esto sea posible.

Ha llegado el momento en que nuestros dirigentes accedan a los cargos orgánicos en función del mérito y la capacidad, con compromiso social constatado, con la honradez, la democracia, la libertad y la igualdad como banderas.

Es necesario que el futuro Secretario General del PSPV sea elegido en unas primarias, con voto directo y secreto, a doble vuelta y en el que participen los militantes y quienes se identifiquen con nuestras ideas en una convocatoria pública y ciudadana.

Nuestro partido tiene que ser y estar abierto, tiene que escuchar a todos los movimientos sociales y a la ciudadanía, organizada o no, que desde la calle reclaman ser atendidos desde la política. Hay que reconstruir nuestra estructura comarcal como signo de nuestra identidad. Los socialistas valencianos tenemos que contribuir a los grandes debates a los que necesariamente se tiene que someter la izquierda española y europea. Hoy la clave es buscar una respuesta a la crisis, alejada de los postulados de quienes la causaron, sentando las bases para que el socialismo democrático releve al pensamiento único dominante.

Desde “Esperanza Socialista”, el sueño valenciano, cree que nos podemos encontrar en una juventud del socialismo democrático, contando con todos, con esa urgencia que requiere la esperanza y esa inteligencia y osadía que requiere la construcción del mañana.

Convocamos a las y los socialistas, al conjunto de las personas progresistas que tienen esperanza en cambiar el mundo a suscribir este manifiesto y, juntos, emprender la renovación del socialismo valenciano.

Valencia, 21 de noviembre de 2011

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