Colaboración Levante-EMV 12/4/2016 "Abierto"
"Abierto"
Siguió
a rajatabla el sabio consejo. Llevó la mitad de equipaje del que pensaba y el
doble del dinero previsto. No creyó lo que le contaban de la sensación térmica
hasta que empezó a anochecer en la Radhuspladsen de Copenhague. Era sábado,
sacó el mapa y buscó la calle Stroget, la calle comercial más larga de Europa.
Eran las cinco de la tarde. Estaba todo cerrado, el domingo también. Los
artesanales guantes de lana que vendían en el parque Tívoli le salvaron de los sabañones.
Cuando la política es
todo, acaba siendo nada. Las ciudades son territorios de polémica. Ilustra, al
viajar, comprar un periódico local. Se descubre encarnizados debates entre
articulistas, entre vecinos, entre comerciantes o entre consumidores sobre
cuestiones que a los foráneos se nos antojan absurdas. Las más de las veces, lo sensato es
tomar posición en base a pura intuición pero todo acaba convirtiéndose en
cuestión política que no es sino una manera de llamar a una cuestión
partidaria. Unos apoyan algo y otros se oponen.
El debate que da para
mucho es el de la apertura, o no, en festivos, de los centros comerciales.
Cuando se adorna de libertad sí o libertad no, los argumentos se enconan.
Cuando se dan pinceladas del tipo los trabajadores tienen que conciliar, o
centenares irán al paro, también. Si, se pasa a recomendar qué tiene que hacer
la gente los domingos, las críticas se vuelven mucho más ácidas, aderezadas con
toques de humor.
Una ciudad en la que todos
los comercios de menos de trescientos metros cuadrados, pequeñas empresas,
puedan abrir, tiene sus necesidades cubiertas. Si además lo pueden hacer
pastelerías, casas de comidas o de productos culturales, es un lujo.
Se alude, para permitir
abrir, a zonas turísticas, incluyendo en ellas la calle Colón, el centro
comercial El Saler e, incluso, Aqua. Lo curioso es que los domingos pocos
turistas se encuentra uno por esas zonas. Es más, uno se atreve a sospechar que
el domingo no es un día muy turístico ya que es el día en que la gente vuelve a
sus casas. Puede que se considere turistas a los que viven a pocos kilómetros
de la capital. Y, en cualquier caso, ¿cuántos turistas compran muebles,
electrodomésticos o bicicletas?
Cuando inauguraron Nuevo
Centro una señora que conozco vaticinó su fracaso al sospechar que nadie iría a
comprar al otro lado del río. Más de treinta años después ella nunca ha puesto
los pies allí pero sí miles de personas. Nosotros somos los otros para los
demás. A mi lo que me fastidia es no poder ir a esos comercios que pillan lejos
de la ciudad y a los que uno se acercaría un domingo catálogo en mano. Pero, en
fin…
Sabía
que pronto haría un año de la muerte de Eduardo Galeano. No sabía por qué
recordaba la fecha. Supuso que los periódicos no tardarían en glosar su figura.
Le sorprendió que anunciaran la inminente publicación de textos inéditos. Sus
ojos tropezaron con uno que reflejaba justo lo que él pensaba en ese mismo
momento, mucho mejor expresado. “Las dictaduras locales, que dicen ser
democracias, abren sus puertas al paso avasallante del mercado universal. En
este mundo, reino de libres, todos somos uno. Pero ¿somos uno o somos
ninguno?¿compradores o comprados?¿vendedores o vendidos?¿espías o espiados?”.
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