Colaboración Levante-EMV 3/2/2015 "El cisne negro ha sido blanco"
"El
cisne negro ha sido blanco"
Se enteraron del terremoto por
twitter. Indagaron en los periódicos digitales para verificar si era cierto, y
lo era. Les dio pie para hablar de la fragilidad del ser humano, de la
vulnerabilidad de nuestra civilización, de la trascendencia de lo inesperado.
Llevaban un buen rato así. Ella recordó que cuando le vendieron su casa, entre
sus muchas virtudes, el vendedor sacó pecho al contar que la había diseñado Escario y que era “antiterremotos”.
Estaba tan impresionado que no supo qué decir. Estallaron al unísono en una
carcajada.
Los terremotos no suceden todos
los días. Son hechos improbables, impredecibles y de consecuencias
imprevisibles. Sin embargo, esos “cisnes negros”, de los que habla Nassim Nicholas Taleb en su libro del
mismo título, son ahora cotidianos. Nos acostamos pensando que ya lo hemos
visto todo, pero nos levantamos abriendo mucho los ojos para no perdernos nada.
Recordaba el otro día uno de
mis tuiteros favoritos, @AndresGReche, “que, vamos a ver, es solo un ministro”.
Algo tan evidente, tan meridianamente claro, parecía olvidarse. ¡Va a venir!, ¡se
reunirá con los empresarios!, ¡y hablará con nuestras autoridades!, ¡Montoro en
Valencia!. Trompetas y tambores: vino el alto cargo del gobierno, el que propone
el presupuesto a ese mismo gobierno y lo lleva al parlamento; el que ha
escurrido el bulto de la buena educación y la cortesía, huyendo de las citas
con nuestros gobernantes y empresarios; el que ha rechazado en el parlamento
propuestas de mejora de nuestra financiación.
El que ha aprobado su último presupuesto como ministro. El que, aunque
quisiera, poco o nada puede hacer por nuestras inversiones o financiación.
Tanta expectación presagiaba
algo gordo. Pero ni gordo ni flaco. Tal como vino se fue, supongo que en AVE,
mientras aquí nosotros, seguimos tan mal financiados y endeudados.
De la deuda impagable que arrastramos, una parte importante viene de la
Copa América de Vela de 2007. Va a hacer ya ocho años. Fue algo increíble.
Seguro que todos la recordamos con pasión. Llevo una semana preguntando a todo
el que me encuentro que me recuerde quién la ganó, a quién, después de qué
semifinal y nadie me ha sabido responder. Qué flaca es la memoria…
La Asociación Valenciana de
Empresarios, que tanto ardía en deseos de cantarle las cuarenta al Ministro,
encargó un informe hace unos años, a una prestigiosa multinacional, que estimó
que la Copa generaría ciento diez mil empleos en cuatro años y un impacto económico
de tres mil ciento cincuenta millones de euros. Ni de los euros, ni de los
empleos, encuentro tampoco a nadie que
me dé muchas señas. Pero fue todo tan hermoso…
A ella le pasó desapercibida la
fantástica historia escondida en una página par del periódico. Él disfrutó
contándosela. El cuadro se llamaba “Mujer dormida con jarrón negro” y el autor
era Robert Bereny, un húngaro,
desconocido para ellos, pero de trayectoria encomiable. Para uno de los
decorados de la película Stuart Little,
una auxiliar de producción rescató un viejo cuadro que había comprado por
cuatro perras en un mercadillo de Pasadena. En un pase televisivo de la
película, un historiador que veía la película con su hija, descubrió sorprendido
el cuadro desaparecido, en una toma, tras la cabeza de Hugh Laurie. Al parecer es una obra maestra. Cisne negro.
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