Colaboración Levante-Emv 25/11/2014 "El relato pendiente"
"El relato pendiente"
En realidad se
descubrieron intercambiando correos, cientos, inventando historias que
construirían a medias. Comenzaba uno, continuaba el otro. Hilos de los que
estirar para engarzarse en otros, historias sobre historias. Nunca de más de
diez o doce líneas cada uno. Podían acabar en Nueva York dando clases de
saxofón o en una irreal casa rural en el Maestrazgo aragonés. Cuando
descubrieron “Contra el viento del Norte” supieron que el juego ya estaba
inventado. Toda relación tiene su relato.
Entre Lakoff, con lo
del elefante y los macros, y Gutiérrez Rubí con la micropolítica, se puso de
moda lo del relato en política. Mientras la izquierda organizada, con su
historia, sus militantes y su tradición, lleva décadas buscando un relato atractivo,
sin conseguirlo; han aparecido unos interesantes desorganizados desconocidos
que, construyendo un único relato posible, y necesario, se meriendan a la
izquierda clásica.
Casi todas las
ciudades tienen su relato. Valencia no tiene quien lo escriba. No me estoy
refiriendo a que no seamos, o hayamos sido, escenario o espacio literario.
Ferran Torrent, Esperança Camps, Manuel Vicent, Bayarri, Gavela, lo han hecho.
Me refiero a un relato cívico, construido desde y para la ciudadanía, en el que
nos podamos reconocer, sentir orgullo,
por el que poder luchar.
No hace mucho, un
jueves, en la librería Ramón Llull, Senior presentaba un libro de Nestor Mir
editado por Malatesta. Entre otras cosas, nos dijo que a esa hora había al
menos cuatro conciertos en Valencia, que vivíamos una ebullición cultural
transversal, más potente que nunca, totalmente al margen de las instituciones,
y de la que son totalmente ajenos los gobernantes locales. Y era verdad.
Quedan seis meses para
las que se supone serán las elecciones municipales del cambio de régimen,
pero seguimos sin relato alternativo. Lo
que hemos vivido hasta ahora ha sido más de comic o fotonovela. Ahí está. La
alternativa real está por construir. Necesitamos un relato épico,
emocionalmente intenso, arriesgado, con vocación de permanencia, de reinvención
y de reconstrucción, de permanente ebullición. Que agite, desafíe, construya; y
necesitamos una mayoría que apueste por él. Se habla mucho de aritmética
electoral y poselectoral. En realidad es irrelevante. Algunos empezarán a
comprender que esto va en serio cuando sea demasiado tarde; mientras, los del
comic y la fotonovela continuarán frotándose las manos.
Es el mejor de los tiempos porque es el peor de los
tiempos. Tenemos más información que nunca y creemos en menos cosas. Nos han
tomado tanto el pelo, que no creemos en
las instituciones. No obstante, miles y miles de activistas están escribiendo
haikus de lo cotidiano, en lo económico, en lo social, en lo cívico, en lo
cultural... Falta que alguien relacione
a unos y otros, les dé sentido, y escriba el relato cívico que todos
necesitamos.
Estaban a punto de
salir de Viveros. Iban de vez en cuando para constatar que todo seguía igual.
Ya no estaba el zoo, ni la señora que vendía bolsitas de comida para las
palomas, pero reconocían ese escenario de sus infancias. Descubrieron un
banquito libre cerca de la salida. La pareja que les seguía tenía las mismas
intenciones. Cuando oyeron que ella propuso que se sentaran donde se había
posado la mariposa, les dejaron vía libre. Continuaron paseando convencidos de
que en cualquier esquina puede empezar un relato.
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