Colaboración Levante-EMV 16/6/2015 "Sí y no"
"Sí y no"
Llevaba días pensando en cómo decírselo. No era fácil, aunque
desde el principio de los tiempos unas personas se lo decían a otras. No quería
parecer cursi, tampoco usar lenguaje de instancia en papel timbrado. Daba
vueltas a ese reto y la televisión emitía un anuncio nuevo de IKEA; sonaba una
canción versionada que siempre le había gustado. Todo resultó fácil. Copió el
enlace de youtube con el anuncio y se lo mandó por email con una breve
introducción. A los pocos minutos supo la respuesta, sí.
Ya se han apagado
los ecos de los discursos. Nunca antes
se había citado tanto a Fuster, Vicent Andrés Estellés, Enrique Tierno Galván o
Azaña. Llegan aires nuevos que esperemos duren. Tiempos de gobernar. Las palabras,
los eslóganes, las boutades, la retórica o la estrategia de combate se
eclipsan, solo contará la acción o la omisión. Hacer o dejar de hacer.
En una de esas
entrevistas promocionales del, aparentemente simple pero complejo, libro de
Javier Cercas, “El impostor”, su autor se refería a nuestra incapacidad para
decir “no” y la infinita capacidad que tenemos de decir “sí”. Gobernar casi
siempre es eso, un océano de noes con alguna islita de síes.
Nuestros nuevos
regidores municipales en Valencia van a entrar en la vorágine del “sí” y el
“no”. Te planteas cuestiones y buscas
argumentos a favor y en contra. Intuitivamente optas por una solución pero el
diablillo polemista que llevas dentro te las discute sin tregua, sabe que toda
idea, por potente y rigurosa que sea, siempre tendrá un detractor combativo.
¿Vale la pena
complicarle la vida a la gente eliminando los contenedores de basura implantando recogida selectiva y solo un par
de veces a la semana? ¿Mantenemos los carriles bici como están o empezamos a
semaforizarlos a medida que se incrementa su uso? ¿Implantamos tasa a la
ubicación de cajeros arriesgándonos a que sea la excusa para que nos cobren más
comisiones por cada extracción?¿Facilitamos que haya más terrazas sobre las
aceras o somos más estrictos en las autorizaciones? ¿Castigamos duramente el
botellón para su erradicación o creamos
unos cuantos guetos repartidos por la ciudad?... Así hasta el aburrimiento. Son
cuestiones sobre las que todo el mundo tiene opinión y que se defienden y
atacan con vigor.
Toda propuesta que
llegará a la mesa de los concejales, a sus comisiones informativas y a su pleno
tendrá influyentes defensores, con todo su poder mediático, jurídico y técnico.
Para valorarla hará falta conocerlas en profundidad, contar con informes
asépticos y finalmente dar un sí o un no. En una conversación que no viene al
caso, me recordaba el otro día el doctor Iranzo, un gran urólogo, a Keats con
lo de “belleza es verdad y verdad es belleza”. Esa búsqueda es decidir bien.
A todos los adolescentes, que han sido y son, les gustan
las frases más o menos poéticas. Se alimentan de canciones, versos o ripios a
veces deformados por el paso por tantas manos y tantos sentimientos. Casi nunca
conocen la autoría, sobretodo cuando les llegan como estrofas de canciones. No
hay nada como leerlos para conocer sus estados de ánimo, si viven enfrascados
en amor o sufrientes por desamor. Leyéndolos con atención se descubren pistas
para dar ese sí que esperan o el no que tal vez merecen.
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