30 junio 2015

Colaboración Levante-EMV 23/7/2015 "Se acabó el cole"

"Se acabó el cole"

Cambia el cartucho de la impresora y con éste termina el trigésimo librito de “Nuestra lista de recuerdos”. Daniel es maestro. Los de cuarto B terminan su aventura de dos años con él. En el regalo de despedida les graba lo gratificante que ha sido para él compartir ese tiempo con ellos, les avanza lo que les espera y recoge treinta momentos, inmortalizados con una fotografía y unas letras. Cada uno de ellos fue efímero protagonista en algún momento. No los olvidará. Cuando se los cruce por el patio reconocerá algo suyo en ellos. Ya dice alguien que algo de los genes se transmite por el aire.

Uno recuerda esos largos veranos de tres meses que pasaban volando. Del pueblo de unos abuelos al de los otros, el campamento de la Caja de Ahorros en La Barraca, baños en la playa, sabor a mazorcas y sudor, sandías que chorreaban y agua de cebada que traía Peret en burro. Pasan los años y siempre hay algo que los evoca, se acercan al presente.

Acaba el cole y abren las piscinas municipales al aire libre, la de Benicalap, la del Parque del Oeste, la de la Hípica, Benimaclet, Castellar. Tienen precios muy ajustados y multitud de actividades para ociosos escolares que ya están de vacaciones. Son barrios muy diferentes, con estructura sociológica diversa, con acentos, costumbres o comportamientos muy diferenciados entre sí. El mestizaje que tocaría es intercambiarlos, alejarles de sus barrios, enseñarles otras realidades, tan lejanas y tan próximas a la vez. Llevarles a una emocionante inmersión en territorio ajeno. Con ojos pasmados constatarían que su pequeño mundo no se agota en los límites de lo conocido.

La infancia da sentido a la ciudad, la justifica, le otorga posibilidades de futuro. Sin niños y niñas ahora felices dificilmente habrá sociedades futuras felices.

Navegando por la oferta municipal orientada a personitas en formación tropezamos con sugerentes ofertas. Talleres en la Alquería Campanar, escuela “Descubre la Granja”, “Guardianes del patrimonio”, Talleres Alquería Félix, Campamento de inglés en Rocafort, campamento náutico en el Saler, verano en la ciudad “Medium”. Sea lo que se quiere transmitir con esas denominaciones, suenan bien.

En las pasadas elecciones un periodista preguntó a uno de los candidatos a alcalde qué era lo que más le había sorprendido de Valencia desde su designación hasta esa fase de la campaña. Rápidamente respondió que el Cabanyal, “lo mal que está”, aclaró. Transmitía la sensación de que nunca había salido del entorno del Mercado de Colón o las Grandes Vías. Aún así obtuvo un importante respaldo.

Esperemos que dentro de treinta o cuarenta años las candidatas o candidatos a la alcaldía sepan de que les hablan cuando se les nombre Orriols, Benicalap, Extramurs, Canyamelar, o cualquiera de esos barrios que tienen vidas diferentes entre sí. No es por su nivel de pobreza, ni de riqueza, es casi siempre por la diferente manera en que se enfrentan a lo desconocido.


Ellas se cogen de la mano. Ellos se abrazan por la espalda. Al acabar esa edad en que en los recreos  los chicos se entienden con chicos y las chicas con chicas, unos y otras se extrañan de querer saber más de los otros. Aprenderán mucho en verano, casi todo lo que no se enseña en las aulas. Lo vivirán.

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