Colaboración Levante-EMV 14/7/2015 "Es la Fe"
"Es
la Fe"
Estaba lejos de Valencia. Era ese día en
que anualmente vuelve a empezar todo. No hay periódicos
y los bares, si abren, solo lo hacen a la hora del aperitivo. Entre cefalea y
cefalea, concierto desde Viena y concurso de saltos de esquí, las
noticias no salían de un bucle de anécdotas. La reconoció inmediatamente. Tenía los
labios hinchados, el pelo recién peinado no podía
ocultar su suciedad y parecía agotada. Sanitarios
la rodeaban mirando al bebé.Llevaban en la pechera
el anagrama de la Fe. La primera niña que había
nacido ese año en España lo había hecho en ese hospital a las 12´03
horas.
Cada vez que oigo lo de la Nueva o Vieja Fe me pasa lo mismo que
cuando oigo lo de la vieja o nueva política. Alguien está confundiendo a alguien,
la Fe es siempre la misma Fe, igual que la política es siempre la
misma política. Ni la esperanza, ni el deseo, ni la tristeza, ni el amor,
ni el sueño, ni el color azul son nuevos o viejos. Son lo que han sido.
Los Hospitales resisten bien el paso del tiempo, si se invierte
en su mantenimiento, adaptan sus instalaciones a los nuevos artilugios que
requiere la ciencia médica, tienen personal amable y capaz, y sobretodo, atraen a los
mejores profesionales de cada especialidad. La confianza es la clave de su éxito.
Me encanta el Hospital General, aunque en casa le sigamos
llamando Hospital Provincial. Tiene un aire decadente, de antiguo balneario o
de instalación de reposo. Alberga excelentes profesionales que te asisten al
nacer o morir en las mismas condiciones que en cualquier otro centro médico
de postín. Tienen de todo. Es mi hospital de referencia.
En Malilla se reservó suelo público destinado a hospital. Eran tiempos en que se preveía un
incremento de la población de Valencia y de los municipios del sur. Nunca se explicó bien la necesidad de
derribar un gran hospital como La Fe para invertir una cantidad disparatada de
dinero para hacer un macro hospital que lo sustituyera. Se empezó a intuir cuando en la
primigenia instalación se dejó de
invertir en aire acondicionado, pintura, mejoras... Resulta un tanto obsceno
recordar la inauguración en que un Conseller, de triste recuerdo, no hacía más que
hablar de habitaciones individuales o de pantallas de plasma. Parece que la
instalación solo se justificaba en la necesidad de adjudicar obras.
La Consellera del cambio ha mandado parar la demolición, ha
frenado la caída de las piezas de dominó. Ya no se va a
derribar para trasladar otro, que a su vez iba a ser derribado para construir
otro, y así sucesivamente,
con riesgo de que llegaran a mi querido Hospital General.
Quienes
salían a fumar a
la puerta del hospital se parecían
entre sí. Por una
extraña razón, fumando, los excitados
intentaban apaciguarse, los aburridos motivarse, los somnolientos despejarse y
los insomnes coger sueño.
Todos atrapados por esa droga. Entre ellos había uno que llevaba una edición de bolsillo de la
"Conjura de los necios". Le cayó bien, el divertido
libro de las andanzas de Ignatius J. Reilly era el que más había recomendado en su vida. Lo volvió a
ver al día siguiente.
Atendía aturullado
a una pareja de elegantes señores
junto a un coche fúnebre.
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