15 diciembre 2015

"Cincuenta" Colaboración Levante EMV 8/12/2015

"Cincuenta"

Sabía de ella por su hija y por la amiga de su hija pero nunca había llegado a conocerla. Le dijo que no era de esas sordas que tienen el carácter agrio. Su marido hizo un comentario socarrón que ella no alcanzó a oir. Se sentaba en el ambulatorio o en el parque deseosa de que le llegaran ecos de una buena historia. Ella contó una de esas que se repetirán en las cenas de amigos. Enviudó repentinamente una amiga suya al poco de que el fallecido hubiera estrenado un audífono de última generación. No sabía cómo pedírselo. La viuda no se daba por aludida pese a repetirle que no la entendía. Frivoliza con la muerte y con la sordera. Le encandiló. Estaba deseando volver al soleado ventanal desde el que se ve toda Valencia, a sujetar una copa de vino blanco, a oir sus historias robadas. Es elegante y lo sabe. Cuenta buenas historias y lo sabe.

El IVAM ha organizado una noche de convivencia en sus salas. “El museo: modos de uso”; le han llamado. Evocando la novela de Perec, “La vida instrucciones de uso” ofrece a cincuenta personas la posibilidad de cenar, dormir y desayunar en el vestíbulo de acceso, única parte disponible junto con los aseos de la planta baja.

El milongueo de la acción para “reflexionar sobre qué pasa cuando no pasa nada” o la “toma de conciencia del cuerpo y de la respiración, de la percepción del espacio propio y de los otros” no parece muy atractivo, parece cojo. Nadie nos cuenta cómo fue, qué pasó, quienes fueron los valientes que se llevaron el tuper con la cena, el saco de dormir y el termo del desayuno. Entre esos cincuenta debía haber algún buen contador de historias.

La actividad ha pasado bastante desapercibida  pero es imposible dejar de pensar en lo que pudo ser. Si se repite hay que pelear por ser de esos cincuenta, elegidos por riguroso orden de inscripción. Si se va multiplicando el ejemplo y se suman las noches en pijama con dinosaurios para niños en el Museo de Ciencias Naturales, por qué no extenderlo también a Mestalla o al Ciutat de Valencia, al despacho del alcalde o a un retén de bomberos.

Razones de seguridad aconsejaron que durante la noche del IVAM las salas permanecieran cerradas. Se perdía la posibilidad de dormir bajo tu cuadro favorito o abrazado a una estatua. Hay que mejorar la idea, es tan intensa que hay que mejorarla.

La noche de los cincuenta evoca el manifiesto del filósofo Nuccio Ordine, “La utilidad de lo inútil”. Algo debió pasar, alguna buena historia contaría alguien a alguien. No tenemos conciencia de que la literatura, las humanidades, la educación y hasta la capacidad de sorpresa son las que pueden reforzar las ideas de democracia, justicia, laicidad, igualdad o tolerancia. Todo está en historias contadas.


En Bruselas ya es navidad. Casetas de madera en cualquier plaza y luces led en cualquier calle. Vasos de vino caliente, cuencos de caracoles de mar con apio y caldo caliente o tazas de chocolate ocupan las manos. Los uniformes de camuflaje del ejército forman parte del paisaje. Llegan frases perdidas en varios idiomas a la vez. Las parejas o tríos de militares hablan mucho entre sí. Vigilantes que se cuentan curiosas historias.

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