Colaboración Levante-EMV 2/8/2016 "Simplex"
"Simplex"
Profesa
admiración a un anciano que con el primer café de la mañana dicta sencillas
sentencias a las que da vueltas el resto del día. Huele a Varon Dandy, huele a
su abuelo. Una mañana contó que durante la dictadura argentina un escritor
recibía, por teléfono, amenazas de muerte cada mañana. –Le comunico que usted
va a morir- decía la voz. -¿Y
usted no?- contestó una mañana el escritor. El asustador no volvió a llamar.
Mientras en el bar todos asentían por la ocurrencia del escritor y del
narrador, él recordó que la historia se la había leido a Galeano. Le atraían
las historias simples del anciano pero más le atraía que le resumiera a
Galeano, ya de por sí breve.
Portugal está en
puertas de una revolución en su administración. Simplex, que así se llama el
plan de simplificar las tareas administrativas, arrasará con la burocracia tal
como la conocen. Dejarán de comprar impresoras y solo habrá una por
departamento. Las administraciones públicas dejarán de tener coches para
desplazar a los funcionarios, haciendo saber que recurrirán a Uber si es
necesario. Los recién nacidos saldrán de la maternidad con carnet de identidad,
médico de familia asignado, un boletín electrónico de vacunación y una
dirección on line en que estarán todos los documentos oficiales que generarán a
lo largo de sus vidas.
El tripartito
portugués anuncia que pensionistas y jubilados no presentarán declaración de
renta si sus pensiones son su único ingreso. Los conductores recibirán en casa
la renovación del carnet de conducir porque los médicos mandarán directamente
su informe a las autoridades.
En la tarea de
seguir simplificando prevén que estudiantes y padres tendrán acceso, en una
única dirección, todo el historial educativo con las matrículas, calendarios de
exámenes, notas, asistencias y observaciones de los profesores. La
administración mandará mensajes para avisar de que caduca el pasaporte o que ya
se puede pagar a hacienda. También el fallecimiento se tramitará en ventanilla
única.
Algunas de estas
cosas ya empiezan a pasar aquí. Si dejas de ir a Makro te mandan un SMS
advirtiéndote de que te vas a quedar sin tarjeta. El concesionario de coches te
recuerda que debes cambiar el aceite sin saber que te has cansado de salir de
allí con trescientos euros menos y vas al taller de la esquina que te lo
arregla por la décima parte. El sitio dónde cambiaste las ruedas la última vez
entiende que tienes que pasar por allí a volverlas a cambiar. Esto es un
sinvivir.
La ocurrencia
portuguesa tiene mucho sentido, al margen de las quejas sobre atentados a una
intimidad que ya no existe. Es todo tan simple.
El abogado de provincias era muy despistado. A diferencia de otros
colegas nunca se sabía el nombre de las juezas y de los jueces, ni relacionaba
números de juzgados con apellidos. En sus informes solía referirse a la navaja
de Ockham para defender la inocencia de sus clientes. Insistía en que la teoría
más simple tiene más posibilidades de ser cierta que la compleja. Dejó de
sostener que la inocencia del acusado era la explicación simple, la correcta;
el día que una jueza le llamó y discretamente le sugirió que no se le ocurriera
recurrir a la navaja de Ockham por tercera semana consecutiva, con el tercer
cliente consecutivo.
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